Cada Novena que se celebra en la Iglesia es un recuerdo inspirado en lo que hicieron la Virgen y los Apóstoles, después que Jesús subió al Cielo, cuando quedaron por nueve días en el Cenáculo en oración en la espera de la venida del Espíritu Santo.
Es un tiempo de oración, de preparación espiritual para ir preparando el corazón, para aquello que Dios nos quiera enviar. Él es un Padre providente que nunca nos abandona, siempre quiere enviarnos sus dones, pero necesita la disposición del corazón de sus hijos.
Por ello, se invita a este tiempo con verdadera devoción, tratando de participar de las propuestas diarias de la Novena: Rosario de la Aurora, peregrinación desde las distintas grutas de las que partimos cada día hacia la Parroquia, de la Santa Misa (durante la Novena habrá dos todos los días).
En este año, el tema de la Novena es sobre la Oración del Padre Nuestro, que nos enseñó Jesús. Estamos en el año de preparación al Gran Jubileo del 2025. El mismo Papa Francisco nos ha convocado a vivir este año con este tema, precisamente por el motivo señalado Los Jubileos en la Iglesia son muy antiguos, recordando incluso los que se celebraban en el Antiguo Testamento, y tenían ese sentido de ser un año de gracias y bendiciones, durante el cual no solamente Dios derramaba sus dones sobre el pueblo elegido, sino que también cada miembro de ese pueblo debía ser generoso, tanto material como espiritualmente, con sus hermanos.
Como Comunidad Mariana, pidamos a nuestra Madre del Cielo que nos inspire el modo y sea nuestro ejemplo de oración y de estilo de vida, para preparar nuestro corazón para su Fiesta Patronal.